martes, 25 de noviembre de 2008

¿orgullo? depende

Dicen que las peores personas son aquellas que son muy orgullosas, bueno normalmente cuando nos referimos a ellas es porque se creen en el uso y el poder de toda la razón.

Visto desde esta óptica, quizás la convocatoria del domingo próximo en Mérida pudiera resultar excluyente, puesto que en ella una serie de colectivos sociales de Extremadura se unen para mostrar el orgullo de ser extremeños, claro está que este orgullo no es el mismo que el otro de persona orgullosa, pero que en definitiva hay gente empecinada en que así lo sea, por lo que necesitan alguna aclaración al respecto.

Mi tío Damián, que me lee de vez en cuando, es emigrante cuando está en Barcelona y forastero cuando está en el pueblo, con lo cual a día de hoy no sabemos de donde leches es, pero eso sí él lo tiene claro, es extremeño y villanovense, aunque ha de reconocer que el trato recibido en su otra patria chica ha sido del todo cordial.

Pues como mi tío existen en el mundo casi un millón de extremeños con el corazón dividido entre su patria materna y su patria adoptiva y esto no es óbice para pensar que no por ser un buen extremeño tiene que ser un mal catalán y viceversa, quizás no fue esto lo que pensó Lluis Suñer cuando publicó un post en su blog este verano, puesto que ese orgullo de ser catalán es de los de malas personas, en cambio el orgullo de ser extremeño del millón de tíos extremeños es el de la buena gente, el de la gente que piensa que su patria chica ha prosperado en los últimos 25 años como si se tratase de otra tierra, los que notan los cambios de los pueblos, los que piensan que cuanto mejor estemos aquí mejor estarán ellos allí, que los mayores que no cotizaron por ellos merecen un trato digno, con pensiones acorde a la renta de vida actual, con el servicio de atención domiciliaria gratuito, con las residencias públicas de mayores, con un buen servicio de salud,...

Esto que en pricipio podría parecer un juego de palabras, o más bien un malabarismo ideológico, es lo que nos lleva a que el próximo domingo miles de extremeños se concentren en Mérida para reivindicar su sentimiento extremeño, su orgullo de pertenecer a un país que ha sabido reconocer que quienes estábamos más atrás no debíamos de seguir siendo reserva de mano de obra, que en definitiva el país se preocupara de frenar la hemorragia de la migración que habíamos sufrido, un país solidario y sobre todo un país donde la suma de todos es más que la de cada uno por separado.

Es el tiempo de reivindicar el sentimiento extremeño, español y de reconocer lo que la democracia ha hecho por cada uno de los territorios.

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